En los años posteriores, la situación económica cubana experimentó cambios significativos. La producción de café se derrumbó abatida por la torpe política arancelaria española, la competencia del grano brasileño y la superior rentabilidad de la caña.
La propia producción azucarera se vio impelida a la modernización de sus manufacturas ante el empuje mercantil del azúcar de remolacha europeo. Cada vez más dependiente de un solo producto -el azúcar- y del mercado estadounidense, Cuba necesitaba profundas transformaciones socioeconómicas a para las cuales la esclavitud y la política colonial española suponían grandes obstáculos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario